miércoles, 27 de junio de 2007
DANZA DE MOROS Y ESPAÑOLES
sábado, 23 de junio de 2007
DANZA DE QUETZALES
Antes que nada agradezco a todos los que se han dado un tiempo para checar mi blog. Seguimos trabajando en la difusión del folklor de México.
He recibido algunos comentarios acerca de mi blog, me preguntan si mi blog es sobre el folklor en general o sólo está dedicado al huapango. A lo que respondo que este espacio está dedicado al folklor de todo México. Pero para serles sincero mi género preferido es el huapango, no obstante también voy a empezar a subir información sobre otras danzas y bailes tradicionales. Hoy me gustaría iniciar con la Danza de Quetzales, que evidentemente es mi danza favorita.
La danza de los Quetzales en la época prehispánica era dedicada al sol, se adoraba al ave sagrada Quetzal, se bailaba para pedir y honrar a los dioses.
Su indumentaria consta de un pantalón de color rojo con listones coloridos y flecos, camisa blanca de manta o actualmente camisa de vestir normal, sobre la camisa van la capa y la contracapa que son dos mascadas de color rojo, verde o azul; alrededor de la cintura el danzante lleva el xochipayotl, que es una faja de costumbre masculina. Sin duda lo más llamativo del atuendo es la corona, que es circular y multicolorida. El armazón circular de la corona de cuetzaltique (llamado así un solo danzante) está entrelazado con tiras de papel metálico o listón de colores vivos, en la parte de arriba tiene extremidades libres en las cuales está coronada por pequeñas plumas originalmente de perico o de cotorro, en la actualidad remplazadas por las plumas de gallina ya sean blancas o teñids en algún otro color. Un gran cono porta el disco de la corona ajustado firmemente en el centro por un pequeño círculo en el que se encuentran decorados a cada lado ya sea de aves o estrellas. Cada danzante lleva en la mano derecha una sonaja elaborada en la región llamada moshi y una o dos pañoletas para marcar el ritmo de la música. Por último cabe señalar que el calzado tradicional es huarache de tres puntos llamado también de “pata de gallo”, pero actualmente se empieza a sustituir por botín de danza o el calzado diario de los danzantes de la sierra poblana.
La instrumentación de la música es un tambor de dos caras forradas con piel de chivo llamado nénetl, que es golpeado rítmicamente con una vaqueta generalmente de vara de café; y una flauta de carrizo trifónica (con tres orificios) que marca las alegres melodías de los sones, ambos instrumentos son prehispánicos. La danza consta de 52 sones y uno de los más sublimes es el son de los cruzados.
Con el transcurso del tiempo han surgido algunos cambios y adaptaciones escénicas a ésta danza, incluso en el vestuario, sin embargo todavía se pueden apreciar sus coreografías típicas que constan de dos filas y en el centro un caporal o jefe, y haciendo cruses de norte a sur y de oriente a poniente. Los integrantes para danzar pueden llegar hasta los cien o más. Esta danza se puede apreciar con mayor frecuencia cuando se hace algún rito de importancia o en las ferias regionales de la sierra norte del estado de Puebla.
lunes, 11 de junio de 2007
DEL HUAPANGO, EL BAILE Y SU DIVERSIDAD
ESTILO TAMAULIPECO
ESTILO VERACRUZANO
ESTILO QUERETANO
ESTILO POBLANO
POTOSINO
GUANAJUATO
Aunque este estado no esta considerado dentro de la región huasteca, aquí se bailan los huapangos arribeños cuyos máximos exponentes son Guillermo Velazques y los Leones de la Sierra.
Huapango en Pahuatlán
lunes, 4 de junio de 2007
EL SON HUASTECO
Una de las regiones de nuestro país más ricas en expresiones artísticas es, sin duda, la llamada huasteca. Comprendida originalmente por partes de los estados de Veracruz, Tampico y San Luis Potosí; aunque culturalmente abarca parte de Hidalgo, Puebla, Querétaro y hasta de Guanajuato.
El son huasteco es una de las más hermosas expresiones musicales de nuestro país, producto de una larga historia de "ires" y "venires" de culturas de todo el mundo, 100% mestizo y con cualidades dignas de las músicas tradicionales más elaboradas del mundo.
Sólo en un país como México se podría dar algo tan lleno de ingredientes distintos unos de otros, lo indígena como base en excelente equilibrio con lo andaluz, que ya de por sí venía cargado de árabe, judío y quién sabe cuanta cosa más.
Haciendo un poco de historia, los huastecos -que son el grupo étnico que da nombre a la región- la han poblado desde mil años antes de Cristo. La lengua huasteca, que se habla incluso en la actualidad, pertenece al grupo maya-totonaco, tronco y familia mayense de la subfamilia yaxu. También habitan estas tierras nahuas de origen tolteca, totonacos, tepehuas, otomíes y mestizos.
Nuño Beltrán es quién realiza la conquista de estos lugares en el año de 1526 al llegar a la desembocadura del río Pánuco, dando pie al origen de la población mestiza. Al no encontrar oro, decidió esclavizar a los indios para venderlos y llevar pies de cría a la región para convertirla en ganadera con el tiempo.
Así, se fue poblando el lugar de plagas coloniales que forzaron a los habitantes originales a refugiarse en sitios más apartados. Para el año de 1532, Fray Andrés de Olmos inicia la catequización de los indios. Ni la independencia ni la Revolución trajeron grandes beneficios a los indios oriundos del lugar; antes al contrario, los siglos de explotación y pobreza los han orillado a que se repita la misma historia de hambre y descuido de tantos de nuestros pueblos.
Pero más allá de los abusos, la huasteca, dada su gama de poblaciones indígenas y mestizas, es lugar de bellas tradiciones, variedad en sus lenguas, su vestuario, su comida, su artesanía y, por supuesto, su música. La dotación típica del trío huasteco, la compone un violín, una guitarra quinta o huapanguera y una jarana. El violín, aunque puede ser elaborado por lauderos mexicanos, incluso de la región, no tiene ninguna particularidad musicalmente hablando, es en la jarana y la quinta donde encontraremos un par de instrumentos originales y bellos, únicos en todo el mundo, y que se usan exclusivamente para tocar la música propia del lugar.
La jarana, al ser nieta de la guitarra barroca española, es una guitarrita pequeña, ensamblada, que cuenta con cinco cuerdas afinadas de manera muy peculiar, haciendo un acorde de novena sobre sol, o sea: sol-si-re-fa#-la.A pesar de ser chiquita, se toca a lo largo de todo el diapasón, es por eso que está entrastado y puede cubrir todos los tonos de la escala musical.
Su decoración varía según el laudero o incluso según la región, ya que no es lo mismo hablar de la huasteca hidalguense que de la potosina; si desde el paisaje hasta la manera de tocar los sones es distinta, es de esperarse que la fabricación de instrumentos lo sea también. Las hay con incrustaciones, pintadas e incluso pirograbadas; desde muy sencillas hasta muy elaboradas, lo que por supuesto define también la calidad del instrumento y el precio.
El sonido de la jaranita huasteca cubre la sección de los medios en el trío, acompaña a la voz y al violín rasgueándose de manera percutiva y sabrosa, invitando a bailar. El juego de improvisaciones rítmicas en los rasgueos, puede llegar a ser muy complejo, combinando los acentos y los compases.
En cuanto a la hermana grande, la huapanguera, se trata de una guitarra también descendiente de la barroca, que cuenta con cinco órdenes de cuerdas que se distribuyen de acuerdo al ejecutante, algunas van sencillas y otras dobles. Se afina parecido a una guitarra, pero la quinta cuerda es un sol y le siguen re-sol-si-mi. El tamaño es bastante más considerable y es más gruesa que una guitarra normal, ya que cubre las notas bajas. Sus particularidades en cuanto a la ejecución son que además del rasgueo, hace los llamados bordones, melodías que contrapuntean con el trabajo del violín; aparte de eso, se usan muchos glisandos en la ejecución, característica que le da una exquisita particularidad a los sones huastecos. Su decoración es igual a la de las jaranas.
Los sones se ejecutan en cuanta festividad hay en las comunidades de la región: existen además de los del repertorio común, los sones llamados de costumbre, con una fuerte carga ritual y se ejecutan en momentos especiales, para la cosecha o la siembra, una boda, bautizo, entierro o fiesta patronal. Estos sones son los famosos canarios y xochipitzáhuac, que se combinan de varias maneras para dar forma a un repertorio que varía según las circunstancias y la comunidad en particular. Por razones de espacio no nos adentraremos mucho en estos sones de costumbre.
En cuanto al repertorio típico de la huasteca, además de ejecutarse en las fiestas o Huapangos, actualmente se tocan en festivales de la región, ya que, afortunadamente, se trata de lugares que tienen bastante sana la autoestima y podemos encontrar muchos jóvenes talentosos ejecutando sones a la par de los reconocidos viejos músicos. Es muy común encontrar a los tríos tocando en las cantinas de la región, lugares exclusivos para hombres.
Hay que destacar también la presencia de los niños y de las mujeres, que cada vez más se hacen partícipes de la tradición, no sólo como espectadoras o bailando, sino además ejecutando algún instrumento y cantando. Hay que mencionar que los sones no son cosa fácil: además de la dificultad que exige llegar a ser un buen instrumentista, se presenta la cuestión del canto, no cualquiera puede cantar huasteco, además de las voces peculiares, el falsete es muy difícil de ejecutar correctamente. Hay sones que llegan a ser tan arduos, que hasta los más plantados tienen que estar en un muy buen momento para cantarlos, con la garganta caliente y el ánimo hasta arriba.
Los sones se componen literariamente de la copla: de herencia española, llegan a ser muy complejos ya que las características de cada son en particular nos llevan a darnos cuenta de que hay que estar empapado de la tradición para poder ser parte de ella, hay que destacar que los sones se cantan también en las lenguas de los grupos que habitan la región, pero es en español en la cual encontramos el repertorio más rico, compuesto tanto por coplas legendarias y antiguas que llegaron de España desde los años de la Colonia hasta por una enorme cantidad de versos compuestos por acá. Además hay que recordar que hay muchísimo de improvisación con las palabras, o sea que quien sabe cuanto se siga componiendo y cuanto se lo haya llevado el viento en los Huapangos.
Y como siempre es mejor que la música y el verso hablen por sí mismos, tenemos aquí un ejemplo de uno de los sones más antiguos, que además tiene una interesante historia ya que al hablar de marinos y sirenas no queda lugar a dudas sobre su origen andaluz. Además dice Rodríguez María que el nombre "La Petenera" deriva del apodo de "La Paternera" que fue una famosa cantadora y bailadora nacida en Paterna de la Rivera, un pueblito en Cádiz, España. Las versiones han sido muchas, incluso actuales.
Por ser uno de los sones más viejos, ha tenido una enorme cantidad de versos escritos. Es, además, uno de los sones más viejos y de los que se tocan en tono menor, ya que la mayoría son en tonos mayores.
Hay sones que además de sus características propias del género, tienen las suyas propias, en cuanto a su ejecución y en cuanto a su copla, los hay muy difíciles como es el caso del caimán, que se acompaña todo el tiempo a contratiempo y sincopado, lo cual hace que rítmicamente esté como flotando. Una auténtica delicia. No falta en las fiestas durante los momentos más álgidos, ya que además es muy rápido y vigoroso.
Hay que mencionar algunos de los tantos tríos que han hecho los sones de la huasteca una de las más hermosas tradiciones de nuestro país, se destacan entre muchos el "Chicontepec", "Armonía Huasteca", "Camalotes del Pánuco", "Dinastía Hidalguense", "Camperos de Valles", "Los Parientes", "Xoxocapa", "Alma de las tres Huastecas", y un reconocimiento especial al desaparecido "viejo" Elpidio, que hace varios años, al emigrar a la ciudad de México, diera a conocer para muchos esta música tradicional.
¡Viva el huapango!
domingo, 3 de junio de 2007
Que pasa con Xcaret????
Los turistas no reciben información fidedigna y actual, reconoce Adriana Velázquez Morlet
Proliferan en la entidad versiones libres que dan por cierto el "salvajismo" de esa civilización.
Debido a la proliferación en Quintana Roo de "versiones libres" sobre lo que fue la cultura maya, los visitantes se llevan "una imagen que no es real, distorsionada, romántica, hollywoodense, fantasiosa y espectacular en algunos casos, fundamentalmente dirigida a la venta y la comercialización", señala Velázquez Morlet a La Jornada.
"En varios casos presentan una imagen de los mayas sustentada en información de hace muchísimos años, de los investigadores de los años 50 del siglo XX, los cuales presentaban a unos mayas dedicados fundamentalmente a la observación astronómica y a cuestiones rituales. A esta visión se le da mucho peso, inclusive en las guías impresas y entre los guías de turistas", explica.
Agrega que este panorama "ha cambiado mucho. Hoy sabemos que, aunque efectivamente los mayas generaron una enorme cantidad de información sobre astronomía, era una sociedad muy compleja, con conflictos políticos, guerras y revanchas entre estados vecinos.
"Además, hay que tener en cuenta que los bailes y recreaciones que se presentan al público son contemporáneos, pues si bien hay algunas imágenes en códices o cerámica de danzantes o personas ataviadas con alguna indumentaria particular, nadie sabe hoy cómo era la música de los mayas ni cómo eran sus bailes."
Aunque se trata de "un espectáculo libre, una recreación de carácter artístico" como reiteran las autoridades del INAH, el show que cada noche se presenta en el teatro Gran Tlachco, de Xcaret, con capacidad para 6 mil espectadores, se propone "difundir el patrimonio cultural del pueblo mexicano y la cultura maya".
Y en la publicidad se añade: "El fuego ilumina el Valle de los Aromas, donde guerreros y sacerdotes mayas rodeados de incienso y copal custodian el camino para sorprenderte con la más hermosa manifestación de cultura prehispánica y popular (...): el juego de pelota prehispánico, anunciado por los tunkules, tambores de madera que retumban en el silencio vespertino de la selva (...). En Xcaret se puede presenciar una demostración de este juego ancestral. La cancha nueva luce un puro estilo arquitectónico, inspirado en el de Monte Albán, Oaxaca (sic), y en el de Copán, Honduras."
La representación, con pretendida alusión a la cultura maya, termina siendo una mezcolanza de referencias a otras culturas del México antiguo: zapoteca, mexica, totonaca.
La directora del Centro-INAH-Quintana Roo dijo que ese organismo no regula de ninguna manera ese tipo de espectáculos, "porque se consideran exclusivamente de índole artístico. Fijar una reglamentación es difícil, porque no se trata de una cuestión científica. No existe la normatividad para intervenir".
La funcionaria consideró que la película Apocalypto, de Mel Gibson, se enfoca en la caída del imperio maya, por lo cual "es muy fácil caer en la simplificación de que todo es descomposición social y conflictos, es decir, que los mayas eran unos salvajes que peleaban entre sí; en un contexto hollywoodense es muy fácil caer en una exageración de esa naturaleza".